Cuando ya había pasado la mitad de la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba.
Entonces los judíos se asombraban diciendo: —¿Cómo sabe éste de letras, sin haber estudiado?
Por tanto, Jesús les respondió y dijo: —Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
Si alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y en él no hay injusticia.
¿No os dio Moisés la Ley? Y ninguno de vosotros la cumple. ¿Por qué buscáis matarme?
La multitud respondió: —Demonio tienes. ¿Quién busca matarte?
Jesús respondió y les dijo: —Una sola obra hice, y todos os asombráis.
Por esto Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres), y en sábado circuncidáis al hombre.
Si el hombre recibe la circuncisión en sábado a fin de que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané a un hombre por completo?
No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
Decían entonces algunos de Jerusalén: —¿No es éste a quien buscan para matarle?
¡He aquí, habla públicamente, y no le dicen nada! ¿Será que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo?
Pero éste, sabemos de dónde es; pero cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Entonces Jesús alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: —A mí me conocéis y sabéis de dónde soy. Y yo no he venido por mí mismo; más bien, el que me envió, a quien vosotros no conocéis, es verdadero.
Yo le conozco, porque de él provengo, y él me envió.
Entonces procuraban prenderle, pero nadie puso su mano sobre él, porque todavía no había llegado su hora.
Muchos del pueblo creyeron en él y decían: "Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que hizo éste?"
Los fariseos oyeron que la multitud murmuraba estas cosas acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para tomarlo preso.
Entonces dijo Jesús: —Todavía estaré con vosotros un poco de tiempo; luego iré al que me envió.
Me buscaréis y no me hallaréis, y a donde yo estaré vosotros no podréis ir.
Entonces los judíos se decían entre sí: —¿A dónde se ha de ir éste, que nosotros no le hallemos? ¿Acaso ha de ir a la dispersión entre los griegos para enseñar a los griegos?
¿Qué significa este dicho que dijo: "Me buscaréis y no me hallaréis, y no podréis ir a donde yo estaré"?