Respondió la mujer y le dijo: —No tengo marido. Le dijo Jesús: —Bien has dicho: "No tengo marido";
porque cinco maridos has tenido, y el que tienes ahora no es tu marido. Esto has dicho con verdad.
Le dijo la mujer: —Señor, veo que tú eres profeta.
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar.
Jesús le dijo: —Créeme, mujer, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación procede de los judíos.
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le adoren.
Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad.
Le dijo la mujer: —Sé que viene el Mesías—que es llamado el Cristo—. Cuando él venga, nos declarará todas las cosas.