Por lo tanto, fortaleced las manos debilitadas y las rodillas paralizadas;
y enderezad para vuestros pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado, sino más bien sanado.
Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor.
Mirad bien que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brote y cause estorbo, y que por ella muchos sean contaminados;
que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú que por una sola comida vendió su propia primogenitura.
Porque ya sabéis que fue reprobado, a pesar de que después quería heredar la bendición, porque no halló más ocasión de arrepentimiento, aunque lo buscó con lágrimas.