Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, hacia el manantial.
Sucedió que cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, y oyó las palabras de su hermana Rebeca, que decía: "Así me habló aquel hombre," vino a él, y he aquí que él estaba junto a los camellos, al lado del manantial.
Y le dijo: —Ven, bendito de Jehovah. ¿Por qué estás ahí fuera? Yo he preparado la casa y el lugar para los camellos.
Entonces el hombre fue a la casa. Labán descargó los camellos y les dio paja y forraje. Luego trajo agua para lavar los pies de él y los pies de los hombres que venían con él.
También puso comida delante de él, pero él dijo: —No comeré hasta que haya dicho lo que tengo que decir. Labán le dijo: —Habla.
Entonces dijo: —Yo soy siervo de Abraham.
Jehovah ha bendecido mucho a mi señor, y él se ha enriquecido. Le ha dado ovejas, vacas, plata, oro, siervos, siervas, camellos y asnos.
Y Sara, mujer de mi señor, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo lo que tiene.
Y mi señor me hizo jurar diciendo: "No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuya tierra habito.
Más bien, irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo."
Yo dije a mi señor: "Quizás la mujer no quiera venir conmigo."
Entonces me respondió: "Jehovah, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo, y él dará éxito a tu viaje. Tú tomarás una mujer para mi hijo, de mi familia, de la casa de mi padre.
Entonces, cuando hayas llegado a mi familia, quedarás libre de mi juramento; y aunque no te la den, también quedarás libre de mi juramento."
Llegué, pues, hoy al manantial y dije: "Jehovah, Dios de mi señor Abraham, por favor, si has de dar éxito a mi viaje en el cual ando,
he aquí que yo estoy junto al manantial de agua. Que la joven que venga para sacar agua y a quien yo diga: ‘Por favor, dame de beber un poco de agua de tu cántaro’,
y ella me responda: ‘Bebe tú, y también sacaré agua para tus camellos’, que sea ella la mujer que Jehovah ha destinado para el hijo de mi señor."
Y antes que acabase de hablar en mi corazón, he aquí que Rebeca venía con su cántaro sobre su hombro. Luego descendió al manantial y sacó agua. Entonces le dije: "Por favor, dame de beber."
Y ella bajó rápidamente su cántaro de encima de su hombro y dijo: "Bebe tú, y también daré de beber a tus camellos." Yo bebí, y ella también dio de beber a mis camellos.
Entonces le pregunté: "¿De quién eres hija?" Y ella respondió: "Soy hija de Betuel hijo de Nacor, que le dio a luz Milca." Yo puse el pendiente en su nariz y los brazaletes en sus brazos.
Y me incliné y adoré a Jehovah. Bendije a Jehovah, Dios de mi señor Abraham, que me guió por el camino acertado para tomar la hija del hermano de mi señor, para su hijo.
Ahora pues, si vosotros vais a mostrar misericordia y verdad para con mi señor, declarádmelo. Si no, declarádmelo también, y yo me iré a la derecha o a la izquierda.
Entonces Labán y Betuel respondieron diciendo: —¡De Jehovah procede esto! No podemos decirte si es malo o si es bueno.
He aquí que Rebeca está delante de ti; tómala y vete. Sea ella la mujer del hijo de tu señor, como ha dicho Jehovah.
Y aconteció que cuando el siervo de Abraham oyó sus palabras, se postró a tierra delante de Jehovah.
Luego sacó objetos de plata, objetos de oro y vestidos, y se los dio a Rebeca. También dio obsequios preciosos a su hermano y a su madre.
Después comieron y bebieron él y los hombres que habían venido con él, y pasaron la noche. Y levantándose de mañana, dijo: —Permitidme regresar a mi señor.
Entonces respondieron su hermano y su madre: —Que la joven espere siquiera unos diez días más con nosotros, y después irá.
Pero él les dijo: —No me hagáis demorar; ya que Jehovah ha dado éxito a mi viaje, dejadme ir para que vaya a mi señor.
Ellos le respondieron: —Llamemos a la joven y preguntémosle lo que piensa.
Llamaron a Rebeca y le preguntaron: —¿Irás tú con este hombre? Ella les respondió: —Sí, iré.
Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, a su nodriza, al siervo de Abraham y a sus hombres.
Y bendijeron a Rebeca diciéndole: —Tú eres nuestra hermana. Que seas madre de millares de decenas de millares. Que tus descendientes posean las ciudades de sus enemigos.
Entonces se levantaron Rebeca y sus criadas, subieron a los camellos y siguieron al hombre. El siervo tomó a Rebeca y se fue.
Aconteció que Isaac venía del pozo Beer-lajai-roí, porque habitaba en el Néguev.
Hacia el atardecer Isaac había salido al campo para meditar, y alzando sus ojos miró, y he aquí unos camellos que venían.
También Rebeca alzó sus ojos, vio a Isaac y descendió del camello.
Porque había preguntado al siervo: "¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?," y el siervo había respondido: "El es mi señor." Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho.
Luego Isaac la introdujo en la tienda de Sara, su madre, y tomó a Rebeca, que vino a ser su mujer; y él la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.