A la mujer dijo: —Aumentaré mucho tu sufrimiento en el embarazo; con dolor darás a luz a los hijos. Tu deseo te llevará a tu marido, y él se enseñoreará de ti.
Y al hombre dijo: —Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: "No comas de él," sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida;
espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.
El hombre llamó el nombre de su mujer Eva, porque ella sería la madre de todos los vivientes.
Luego Jehovah Dios hizo vestidos de piel para Adán y para su mujer, y los vistió.
Y Jehovah Dios dijo: —He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.
Y Jehovah Dios lo arrojó del jardín de Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado.
Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al árbol de la vida.