Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, entonces no eres hacedor de la ley, sino juez.
Hay un solo Dador de la ley y Juez, quien es poderoso para salvar y destruir. Pero ¿quién eres tú que juzgas a tu prójimo?
¡Vamos pues ahora los que decís: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos"!
Vosotros, los que no sabéis lo que será mañana, ¿qué es vuestra vida? Porque sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.
Más bien, deberíais decir: "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello."
Pero ahora os jactáis en vuestra soberbia. Toda jactancia de esta clase es mala.
Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, eso le es pecado.