El anciano al muy amado Gayo, a quien amo en verdad.
Amado, mi oración es que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Pues me gocé mucho cuando venían hermanos y daban testimonio de tu verdad, es decir, de cómo andas en la verdad.
No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad.
Amado, fielmente procedes en todo lo que haces a favor de los hermanos, y más aún cuando son forasteros.
En presencia de la iglesia, ellos han dado testimonio de tu amor. Si los encaminas como es digno de Dios, harás bien;
porque partieron por amor del Nombre, sin tomar nada de los gentiles.
Por lo tanto, nosotros debemos sostener a los tales, para que seamos colaboradores en la verdad.
He escrito a la iglesia; pero Diótrefes, quien ambiciona ser el primero entre ellos, no nos admite.
Por esta causa, si voy allá, haré recordar las obras que hace y cómo nos denigra con palabras maliciosas. No satisfecho con esto, él mismo no admite a los hermanos; además, impide a los que los quieren recibir y los expulsa de la iglesia.
Amado, no imites lo que es malo, sino lo que es bueno. El que hace lo bueno procede de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios.
Se ha dado buen testimonio acerca de Demetrio de parte de todos y aun por la misma verdad. También nosotros damos testimonio, y sabéis que nuestro testimonio es veraz.
Tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero hacerlo por medio de tinta y pluma.
Más bien, espero verte dentro de poco, y hablaremos cara a cara. La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno por nombre.