Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo.
El es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
En esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos.
El que dice: "Yo le conozco" y no guarda sus mandamientos es mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero en el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él.
El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo.
Amados, no os escribo un mandamiento nuevo sino el mandamiento antiguo que teníais desde el principio. El mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído.
Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya está alumbrando.
El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía.
El que ama a su hermano permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas; y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.